Precarización y lucha: residentes de Rosario reclaman por condiciones laborales dignas

La crisis que atraviesa el sistema de residencias médicas sigue visibilizándose en todo el país. Esta semana fue el turno de Rosario, donde médicos residentes protagonizaron un abrazo simbólico a hospitales públicos en reclamo por mejoras salariales, condiciones laborales mínimas y el reconocimiento de su rol esencial dentro del sistema de salud.

Un conflicto que se replica en todo el país

Los médicos residentes del Hospital de Niños Zona Norte y los policlínicos PAMI 1 y 2 se movilizaron este jueves con una consigna clara: visibilizar su situación como profesionales en formación que también son trabajadores fundamentales en la atención sanitaria.

Con sueldos que, según detallaron, equivalen a entre $3.700 y $6.000 por hora, dependiendo de la especialidad, los residentes denuncian jornadas extensas sin descansos garantizados, ausencia de aportes jubilatorios, sin aguinaldo, y una creciente sobrecarga de tareas ante el vaciamiento de muchas vacantes en residencias.

“Nos formamos durante años para brindar atención de calidad, pero el sistema nos devuelve precarización e invisibilidad”, afirmó Camila Paillole, integrante de la Comisión de Residentes de Rosario.

Solidaridad con el Garrahan y alerta nacional

La manifestación en Rosario también fue un acto de solidaridad con los residentes del Hospital Garrahan, quienes continúan en paro por tiempo indeterminado. En ambos casos, los reclamos convergen en lo mismo: bajos salarios, falta de derechos básicos y un sistema de salud que se sostiene, en gran medida, gracias al trabajo no reconocido de los residentes.

En Rosario, como en Buenos Aires, los residentes advierten que la precarización no solo los afecta a ellos, sino también a los pacientes, que enfrentan demoras, falta de profesionales y una salud pública cada vez más deteriorada.

Una situación insostenible sin respuestas del Estado

Los residentes reclaman una política pública que reconozca el valor de su formación, condiciones laborales dignas y una jerarquización real de su rol. La mayoría cumple funciones que en otros ámbitos son desarrolladas por médicos de planta, pero sin los derechos ni la remuneración que eso implicaría.

“Somos quienes sostenemos la atención diaria. Si no se actúa ahora, el sistema va a seguir vaciándose”, advirtieron.

Conclusión

El abrazo a los hospitales en Rosario es parte de una ola nacional de reclamos que ya no puede ser ignorada. Desde Corrientes hasta el Garrahan, los residentes están marcando un límite: no se puede formar médicos de calidad sobre la base de la precariedad.

Sin respuestas concretas por parte de las autoridades provinciales y nacionales, la crisis se profundiza. Y con ella, también se pone en riesgo el acceso equitativo a la salud pública.

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