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La residencia es una actividad laboral remunerada

“Son alumnos y no trabajadores de la salud”. Así respondió la subsecretaria de Salud de Rosario, Gabriela Quintanilla, al reclamo que plantearon los 36 residentes de clínica médica que atienden en los hospitales Roque Sáenz Peña, Clemente Alvarez, Carrasco y Alberdi, que no perciben ninguna remuneración por su labor de entre 60 y 69 horas semanales, y que remarcaron la necesidad de comenzar a percibir un salario.
 
La funcionaria recalcó que estos profesionales “son alumnos, no sostienen la estructura de salud pública y su labor depende del convenio que existe entre la carrera de Clínica Médica de la Universidad Nacional de Rosario, el Ministerio de Salud y la Municipalidad”.
 
La subsecretaria de Salud aseguró que “las condiciones de estos alumnos están dadas por el reglamento de la carrera, algo que no depende del municipio”, y señaló que “si en algún caso la carga horaria excede lo planteado en el reglamento, se revisará el caso, porque la cantidad de profesionales de clínica médica que tiene el staff municipal es más que suficiente para sostener los servicios de los hospitales. Y estos médicos son alumnos que ingresan para aprender, que es otra cosa”.
 
Actualmente, en el área de Salud municipal se desempeñan alrededor de 240 residentes. De ellos, 66 desarrollan la especialidad de clínica médica, la única espacialidad médica que aún mantiene personal trabajando ad honórem. A pesar de que el reglamento prevé menos carga horaria, por necesidad de cada hospital los residentes de clínica médica cumplen de hecho entre 60 y 69 horas semanales (dependiendo de si hacen guardias de 12 o 24 horas).
 
Quienes cobran por esa tarea reciben poco más de 10 mil pesos al mes; el resto, nada. Uno de los residentes que reclama un pago por su trabajo explicó que originalmente la residencia sin renta se planteaba como “algo bueno” porque se entendía como una etapa de formación de posgrado (de tres años), pero la realidad socioeconómica se fue encargado de mostrar que esa “naturalización” del trabajo ad honórem (para colmo, sólo de algunos) conspira contra un principio de equidad e incluso contra el propio concepto de trabajo.
 
Es muy importante que la comunidad de salud toda presione por algo justo: el reconocimiento de la residencia como una actividad laboral remunerada de capacitación en servicio. No podemos admitir estos casos donde ese reconocimiento no ocurre.
 

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